miércoles, 4 de junio de 2008

ESTE ES MI TEXTO .....
LA COMUNICACIÓN ES LA MISMA,
LOS MEDIOS NO CESAN DE SORPRENDER

Así como el ser humano, la sociedad y el entorno han propiciado cambios importantes, los medios masivos de comunicación han logrado avances tecnológicos interesantes capaces de desarrollar y proyectar la potencia de determinado grupo geográfico o social. Inventos increíbles como el telégrafo o la máquina de escribir han pasado a un segundo plano; ahora el común denominador son conversaciones e imágenes a larga distancia en tiempo real, correos instantáneos e información de todo el mundo con sólo hacer “clic”. Pero esto no es único de la modernidad, Norbert Wiener ya venía empleando términos como el de cibernética (Teoría de los Mensajes) para referirse a tales procesos, planteando además la importancia de estos para la comprensión y evolución de la sociedad, tal como se lee en el siguiente aparte del recopilado de Barbero ….. “Solo se puede entender la sociedad mediante el estudio de los mensajes y de las facilidades de comunicación de que ella dispone”.

Y para tener un concepto medianamente claro sobre dicho término – la cibernética- es necesario mencionar que esta se refiere al estudio de las analogías entre los sistemas de control y comunicación de los seres vivos y los de las máquinas. Según Wiener, e propósito de la cibernética es desarrollar una lengua y unas técnicas que nos permitan, encarar no solo los problemas más generales de la comunicación y regulación, sino además establecer un repertorio de adecuado de ideas y métodos para clasificar sus manifestaciones particulares por conceptos. Entonces, el mensaje se considera como elemento generador de hechos, de acciones, que debe a su vez procesarse para lograr una comunicación efectiva y una comprensión total de lo emitido.

Ahora bien, dichos mensajes pueden provenir de emisores o locutores reales, es decir, presentes e interactivos en determinado espacio o tiempo, así como también pueden encontrarse a distancias significativas; pero esas distancias ya no impiden una comunicación inmediata. En la actualidad, la expansión y los alcances de las nuevas tecnologías y canales de comunicación resultan sorprendentes, y para no ir más lejos, cabe mencionar una red ya conocida por las grandes masas, Internet, y para definir su función es suficiente decir que es el medio masivo de comunicación por excelencia de las nuevas generaciones, incluyendo gran parte de la comunidad adulta. Respecto a ello, Williard Gibbs, expresa que la humanidad se encuentra en la “Era de la información”, teniendo en cuenta que no solo se juega con un sinfín de información, sino que la misma sociedad la crea, la distribuye y la manipula con el fin de llegar positiva o negativamente al subconsciente de cada receptor.

De allí que surjan grandes corrientes, modas y culturas dentro de la sociedad, que inician por el simple hecho de imitar un patrón dado por medios publicitarios y finalizan en la conformación de grandes grupos afines a determinada ideología y un comportamiento particular. Cabe entonces explorar en la “Cultura de las masas”, planteada por Adorno, donde la cultura no es patrimonio ni riqueza, sino una industria, es decir, que la publicidad y los medios de comunicación logran una dominación progresiva, que se trasforma en un engaño de masas, en un medio de oprimir la conciencia, impidiendo la formación de individuos autónomos, independientes, capaces de juzgar y decidir concientemente
[1].

Así pues, dicha industria cultural no conlleva al progreso y autonomía de un pueblo, por el contrario, logra una homogenización por medio de la opresión, de la manipulación y la congestión visual-auditiva que muestra mensajes convenientes a los fines de determinado grupo, personaje o ideología, vendiendo una ilusión de felicidad y estabilidad a los receptores a tal punto de crearles la necesidad de poseer el producto y utilizarlo.
Pero esa necesidad no se refiere a la misma importancia que tienen los alimentos o los elementos que suplen las carencias básicas del ser humano; se refiere mas bien a la ansiedad de responder a la “moda”, de aparentar determinado status socio-económico, pues un modelo de móvil o portátil de hace 3 años no tendrá el mismo impacto en el circulo social que “el último modelo” y es a esa moda a la que se refirió Walter Benjamín, una moda que no es más que un substancial negocio de la industria en el que además el hombre se encuentra inmerso y sin intención de salir. Así, considerando tal homogenización del hombre y su posible conciencia de la misma, es necesario poner en balanza los beneficios de los avances tecnológicos en la comunicación y los efectos propios de su uso, es decir, qué tan viable y fortaleciente resulta el uso de dichas tecnologías respecto a las relaciones interpersonales presenciales en las que la géstica, la quinestesia así como los tonos y timbres entre otros juegan papeles importantes y denotan estilos e intenciones de manera implícita.

Dado lo anterior, la escuela y todas las labores pedagógicas no pueden ser ajenas a la necesidad de actualizar los procesos comunicativos y de aprendizaje para hacerlos más interactivos, didácticos, dinámicos y llamativos para los estudiantes y así el mundo escolar no parezca aburrido y excluido de la realidad cotidiana de computadores, Ipod, Internet, teléfonos móviles, información e imágenes en tiempo real y otra serie de elementos que parecieran ser de distracción y que al final pueden constituir importantes herramientas pedagógicas.
































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